El Domingo de Ramos, es el día de la ilusión, de la alegría, del gozo de unos niños, que ven en Jesús, al Rey que todos esperamos, y con palmas y olivos, salen presurosos a su encuentro.
Esa mañana, el Templo Parroquial de Santa Isabel, se llena de feligreses que vienen a aclamar al Señor, recordando aquella entrada en Jerusalén, pero pidiendo que entre en sus corazones, y que se quede para siempre en ellos.
La lectura del Santo Evangelio, y la bendición de las palmas y ramos de olivo, fué el comienzo de unos momentos muy esperados: la salida por vez primera del Cristo de la salud.
El recorrido procesional fué por Plaza de Andalucía, García Peinado, Eras Altas, Plaza de España, Doctor García Valverde, San Sebastián, Ancha, Real y vuelta al Templo, para que junto a Él, celebrar la Eucaristía, en la que rememorando su Pasión, todos nos sentimos inmersos en aquella Jerusalén, testigo de sus últimos momentos.
Todo fué muy especial.
Jose Ignacio Martinez
M Dolores Gomez Jimenez
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